BIZCOCHO DE CALABAZA

Muy buenas tardes golos@s!

Ésta noche terminaremos ya el mes, y con eso nos llega una de las fiestas más celebradas mundialmente: halloween, el día de los muertos, la castañada….

Dependiendo de dónde seas la fiesta se desarrolla de una manera u otra, eso ya lo sabes y recuerdo que te lo comenté en alguna otra ocasión. Lo cierto es que aquí en casa siempre se ha celebrado la castañada, que es más bien una comida en familia que termina con los dulces típicos como los panellets , castañas y moniatos asados. Ésto es el día 31 de octubre (es decir,hoy mismo 😛 ), y el 1 de noviembre se va a visitar a los difuntos en el cementerio para honrarles y recordarlos. Para mí es una celebración muy lúgubre y triste (emotiva, eso si!). Supongo que por ése motivo desde pequeña siempre me ha gustado la fiesta americana, Halloween con todas sus letras: disfraces terroríficos, trucos, bromas, decoración de casas y calles….y ahora que se ve cada vez más común por aquí, me encanta!

No paro de ver calaveras de colores, brujas, monstruos, calabazas y demás toques que se le pueden dar para decorar desde la mesa a la fachada entera de casa. Pero con ello también llegan las recetas típicas como las galletas con formas diversas (unos dedos de bruja, por ejemplo 😛 ), o como la que os voy a mostrar que es mi versión del bizcocho de calabaza (o como se conoce en los países anglosajones: pumpin cake ). En la red hay miles de recetas diferentes, y a cada cual mejor; unas muy simples y otras de muy elaboradas. Ya sabes que siempre intento mostrarte recetas sencillas pero muy ricas al paladar, y éste es un claro ejemplo de ello. Apunta los ingredientes que vas a necesitar:

  • 350 gr de harina
  • 15 gr de levadura química
  • 15 gr de canela
  • 1 cucharadita de sal
  • 3 huevos M-L
  • 250 gr de azúcar
  • 150 ml de leche
  • 15 ml de zumo de  limón
  • 5 ml de esencia de vainilla
  • 200 gr de azúcar glas
  • 300 gr de queso crema
  • 150 gr de mantequilla

Ya sabes que siempre, antes de empezar a preparar la receta es mejor si tienes todos los ingredientes medidos y pesados encima de la encimera. Y lo primero que debemos hacer es poner a hervir la calabaza. Cuánto más dulce sea, mejor sabor tendrá nuestro bizcocho. Cuando veas que está bien blandita, déjala escurrida y que se enfríe, luego sólo tendrás que hacerlo puré. ¿Fácil verdad?

Después vamos a preparar nuestro «buttermilk» casero: mezcla la leche con el zumo de limón y déjalo reposar a temperatura ambiente al menos 15 minutos. Adquiere un aspecto a leche cortado, pero es así! Se puede substituir el zumo por el preparado de agrio de limón que se comercializa en todos los supermercados. Pero si en el lugar donde vives es fácil conseguir el buttermilk ya listo, mucho mejor. Aquí se puede encontrar en tiendas especializadas, pero su precio es un poco elevado. Así que yo opto por la versión casera y más económica.

Pero mientras no se «corta» el buttermilk podemos ir preparando la masa del bizcocho. En un bol amplio hay que mezclar los huevos con el azúcar y con la ayuda de unas varillas, batir hasta que empiece a blanquear y a subir de volumen. Debes tener los elementos secos mezclados en otro recipiente a parte: la harina, la levadura y la canela en polvo. Y usando un colador de malla fina, hay que tamizarlo bien para que entre aire a la mezcla y el bizcocho nos suba más. Vamos a ir agregando (en dos tandas) la mezcla de lo seco a la de los huevos azucarados. Y digo en dos tandas porqué a la mitad necesitarás poner un poco del buttermilk para seguir mezclando. Y cuando lo tengas bien homogéneo, añade el puré de calabaza de golpe. Termina de mezclarlo bien y ponlo en el molde elegido. Recuerda que éste debe estar bien engrasado para que no se pegue.

Con el horno precalentado a 180º C, con el calor repartido arriba y abajo, deja la masa cocerse durante unos 35 minutos. Mi horno tiene ventilador y reparte muy bien la temperatura, pero ya sabes que cada uno tiene su truquillo. Así que siempre te aconsejo que compruebes si el bizcocho está hecho pinchándolo con un palillo: si sale limpio ya está listo! En cuanto veas que ya está, sácalo del horno, déjalo sobre una rejilla y espera a que se enfríe completamente.

Ya sabed que para adornalo hay un montón de opciones. Una de muy sencilla es espolvorear por encima con azúcar glas, y si quieres usar una plantilla de papel puedes darle la cara de una calabaza tan típica de ésta fiesta. Yo he preparado una crema de queso para ponerla como frosting. En una batidora he mezclado la mantequilla pomada (así…blandita) con el azúcar glas. Ten la precaución de tapatlo con un trapo para evitar llenar la cocina entera de polvo de azúcar 😜 Luego, cuando está bien mezlado, se añade el queso crema (tipo Philadelphia) bien frío. Éso es importante para la textura final. Y se sigue batiendo. Agrega la esencia de vainilla y mezclalo bien. Ahora sólo falta untar la capa de bizcocho y servir.

Como ves tiene una pinta….fabulosa! Y rico-rico. Solo desearte muy feliz y horripilante Halloween. Espero que tengas muchos sustos, y que disfrutes de la fiesta. Pero si celebras la castañada….lo mismo te digo. Difruta de los dulces momentos. Hasta la próxima golos@.

HELADO DE PLÁTANO CON TOFFEE

Hola-hola golos@s:

Ya sé que muchos creíais que os había abandonado o que me había fugado del país…pero no! Sigo aquí!!

La receta que os quiero mostrar hoy, realmente la preparé ya hace unos cuantos días, cuando aún teníamos el verano encima y apetecía un helado a cualquier hora. Pero aunque las condiciones climáticas ya no son las mismas (y también hemos lo cambiado por el otoño), por diferentes motivos no he podido compartir la entrada hasta ahora. Ya sé que con las bajadas de temperatura de éstos últimos días, comerse un helado es en lo último que uno piensa…. pero de vez en cuando va bien hacerse un pequeño homenaje.

Es muy fácil ir a supermercado y agenciarse una terrina, una barra o incluso un polo. Pero realmente ése tipo de helados nos aportan una cantidad innecesaria de azúcar, además de contener muchos productos químicos como los estabilizantes, conservantes y demás. Últimamente me estoy fijando mucho en eso, y lo cierto es que prefiero comer más saludable (que no es lo mismo que light, eh!  😜  Aportar calorías, las aporta!)

Es una recta la mar de sencilla y que necesita de pocos ingredientes, que son:

  • 4 plátanos medianos
  • 100 ml de leche
  • 60 gr de mantequilla
  • 120 gr de azúcar
  • 120 ml de nata
  • 80 ml de agua
  • 1/2 cucharadita de sal (opcional)

Para empezar, hay que pelar los plátanos y quitarles todas esas tiras (que tanto odio 😡 Me da una rabia encontrarme con alguna mientras me como el plátano…). Bueno, mejor sigo. Los cortaremos en rodajas de unos 2 dedos aproximadamente de anchura, aunque si son más grandes o más pequeños no importa. Solamente los troceamos para facilitar su congelación y que sea más rápida. Así que en cuánto tengas los plátanos a trozos, ponlos en un tapper y al congelador sin pensarlo. Hay que dejarlos al menos un par de horitas.

Mientras, podemos aprovechar para hacer el toffee. ¿Sabéis esos caramelos que anunciaba un abuelo entrañable? Los Werther’s Original? Pues el toffee es eso!!! Ese sabor tan característico que a mi me encanta. No tiene complicación para preparar la «salsa», aunque se precisa un poco de maña eso si. En un cazo (si puede ser de acero inoxidable, mejor) pondremos el azúcar junto al agua y sin moverlo, calentarlo hasta que el azúcar esté disuelto completamente. Como siempre os recuerdo, vigilad mucho en ésta preparación ya que el azúcar caliente hace unas quemaduras muy dolorosas y feas. Bueno, pues cuando veas que empieza a coger un color dorado es hora de darle un buen meneo….con el mismo cazo ve removiendo poco a poco hasta que ése color sea uniforme. No esperes mucho más, sino es posible que se queme.

Añade la mantequilla (mejor si la tienes en trocitos pequeños) y ve removiendo con unas varillas y cuando esté disuelta completamente hay que añadir la nata. Pero lo debemos hacer al «hilo»: despacito hay que ir agregando un chorrito. Y sin parar de remover, la nata debe incorporarse a la salsa (que empezará a espesar de inmediato). Deja que burbujee unos 3-5 minutos y ay tendrás el toffee preparado. Sólo una cosita más: si quieres darle un toque de caramelo salado es el momento de añadir 1/2 cucharadita de  sal. Remuévelo muy bien para que sea uniforme por toda la salsa. Tanto si has elegido añadir la sal como si no, hay que dejar enfriar el toffee.

Sin querer hacerle publicidad, os dejo un link de un vídeo de PatryCupcakes, donde se perfectamente la preparación del caramelo salado.

En un procesador de alimentos, o bien una batidora con bastante potencia, ponemos los trozos de plátano congelado junto a la leche. Le damos caña al asunto, hasta que veamos que queda una cremosa pasta. Hay quien en vez de leche usa leche condensada y le aporta más dulzor, pero quería que fuera lo más saludable posible 😛

Y por último, en un recipiente ve alternando la pasta de plátano con el toffee, de manera que puedas encontrar caramelo por toda la preparación. Y hay que ponerlo a congelar de nuevo. Se puede estar en el congelador por largo tiempo y solo sacar lo que vayas a comer en ese momento. Yo aquí debo confesar que probé de congelarlo por separado (la pasta de plátano por un lado y la salsa de toffee por otro) con la intención de cortar a trocitos el caramelo y así encontrarlos con cada cucharada de helado, pero fracasé. No sé el motivo pero el toffee no cuajó. Así que al final opté por prepararlo como te he dicho.  Y la verdad es que es una combinación fabulosa. También puedes escoger tener el helado en el congelador y a la hora de servirlo, ponerle un chorrito de toffee por encima, como puedes ver en la foto:

Para que quedara más estético en la foto, puse un par de rodajas de plátano encima a modo de decoración. Así de un solo vistazo queda claro que se trata de un helado de plátano.

Si estás falto de energía, un poco depre o simplemente quieres darte un capricho sin dejar de comer saludablemente, éste helado es la solución. Sino….ya me lo dirás, jejejej. Hasta la próxima, golos@s!!!

MUFFINS DE NARANJA Y SEMILLAS DE CHIA

Muy buenas tardes golos@s:

Os debía una entrada, y aquí está! Ya que en los últimos días me han dado muy buenas noticias en el trabajo, tenía que celebrarlo. 🎉🎉 Y el mismo día que me ofrecieron el interinaje, les llevé a mis compañeros un dulce. Para ello los muffins son un gran recurso, ya que son muy fáciles de hacer y también de transportar.

Sé que la última receta también fueron unos muffins, pero así podéis ver lo versátiles que pueden llegar a ser. Y que pueden hacerse muchas variedades diferentes. Ya sabéis que pueden ser dulces o salados, con relleno de frutos secos o fruta fresca….y como estamos en pleno verano unos los hice con arándanos frescos y estos con sabor a naranja.

Pero para darles un toque especial, decidí incorporar también semillas de chia. Se han puesto de moda por el aporte de proteínas que dan y por su efecto saciante, y se pueden encontrar casi en cualquier supermercado.

Anota los ingredientes necesarios y te sigo contando como se hacen.

  • 235 gr de azúcar
  • 280 gr de harina
  • 20 gr de levadura química
  • 20 gr de semillas chia
  • 250 ml de naranja
  • 80 ml de aceite girasol
  • 4 huevos M-L
  • Ralladura 2 naranjas

En un bol grande mezclé el azúcar con los huevos hasta que se integraran en una sola masa. Luego le añadí el aceite y la naranja. En vez de usar el zumo lo que hice es licuar las 2 naranjas al completo, y aunque quedara algún trozo de la pulpa dentro, no me importó. Tengo que confesar que los preparé un poco a lo bruto, pero realmente salieron fabulosos. 😜 Pero si decides utilizar zumo, te recomiendo que sea del recién exprimido y no del comprado. Aportará más sabor y menos azúcar. Es tu decisión.

Añadiremos la harina y la levadura, con una pizca de sal. Con la ayuda de un colador de malla fina, hay que tamizarlas para que no se hagan esas «pelotillas» tan odiosas además de aportar aire a la mezcla de la masa. Hay que seguir mezclando para que quede todo homogéneo.

Y por último hay que añadirle las semillas de chia. Ten en cuenta que éstas semillas se hinchan con el agua, y la masa de los muffins tiene mucha cantidad de líquido. Así que si no quieres un mazacote, incorporarlas en el último instante antes de hornear.

Para ello ten ya precalentado el horno a 180°C con el calor arriba y abajo y una bandeja con los papelillos ya listos. Reparte la masa en los moldes (yo me ayudé de una cuchara de helado, así me aseguraba que tuvieran la misma cantidad). Para el topping de éstos muffins usé una fina capa de azúcar por lo alto. Hornea durante 30-35 minutos y luego déjalos enfriar encima de una rejilla.

Y para terminar, les di un toque de frescura incorporando la ralladura de la naranja. Preparé un poco de almíbar (nada….100 ml de agua con unos 50gr de azúcar al fuego 😛 ) para que se pegara la ralladura.

Y aquí están los muffins terminados.

 

Y para que veas cómo quedaron por dentro con las semillas de chia…. que son los puntitos negros que se observan:

 

Si hubiera esperado a hornear la masa, se verían mucho más grandes, pero también habría cambiado la textura de los muffins.

Como siempre, deja que tu creatividad vuele. Puedes cambiar la chia por otro tipo de semillas, como las de lino o las de amapola. Y en vez de naranja….usar limón, pomelo, lima verde o cualquier otro cítrico. Seguro que quedará riquísimo. Hasta la próxima vez golos@s. 👋

MUFFINS DE ARÁNDANOS Y MASCARPONE

Muy buenas golos@s míos!

Ya sé qué pensabas que me habría ido de vacaciones al Caribe y te había abandonado por completo, sin decir ni una sola palabra….pero la verdad que no es así. Ya me gustaría, pero he estado de mudanza, y con éstos calores!!!! Es que soy la mejor eligiendo el momento ideal para hacer las cosas. 😛 Ni te imaginas la que he llegado a sudar montando cajas, cargándolas en el coche y luego organizándolo todo de nuevo. Ya sabes de que hablo, verdad? 😦  Pero bueno, ahora ya lo tengo casi todo a punto, así que aquí estoy de nuevo y cómo no, con un postre para enseñarte.

Postre, lo que se viene diciendo postre….puede serlo, pero yo prefiero comerme un muffin para desayunar o bien para merendar. Después de la comida, en mi humilde opinión, es demasiado contundente. Y más ahora que apetece algo fresquito al paladar, si? Pero contra gustos no hay nada escrito, así que cuando decidas hacerlos en casa, comételos cuando te apetezca más, que para eso vas a estar un ratito en la cocina….

Lo cierto es que no se trata de una receta muy elaborada, de esas que tienen un montón de pasos a seguir ni utiliza técnicas de»última generación» como las que usan en la alta repostería, más bien lo contrario: como siempre busco recetas fáciles de hacer y que no tengas dificultad para prepararlas en tu casa. Lo que si tienes que hacer en primer lugar es tomar nota de los ingredientes que vas a necesitar:

  • 235 gr de harina
  • 1 sobre de levadura química (o 1,5 cucharaditas)
  • 210 gr de mantequilla con sal
  • 150 gr de azúcar blanco
  • 2 huevos M-L
  • 200 gr de arándanos
  • 180 ml de leche
  • 200 gr de queso Mascarpone
  • 45 gr de nueces
  • 2 cucharaditas de azúcar moreno

Te he dicho la cantidad de ingredientes que vas a usar en total, tanto para la masa como para el topping (o en castellano, el «copete» del muffin) 😛 Tenlo en cuenta ya que deberás repartir algunos de los ingredientes en las distintas elaboraciones. Dependiendo del tamaño del papel que uses vas a tener para 12 muffins (si es el papel grande, el de 4-5 cm de diámetro) o algunos más si usas el papel estándar, que suele ser de 3 cm., te lo digo ahora para que lo sepas. Yo he usado los grandes, y me ha llegado justo para 12, ni uno más….

Para empezar, siempre recomiendo tenerlo todo pesado y el horno precalentado. Así que lo vas a encender y a poner a 180°C, con el calor arriba y abajo. Mientras coge la temperatura, te dará tiempo de sobras para preparar la masa. En un cazo amplio pon a derretir 200 gr de mantequilla. Es importante que se derrita pero que no hierva….a la que veas que empieza a deshacerse, retiralo del fuego. Cuando ya esté completamente derretida, añade el azúcar blanco y remueve con la varilla hasta que se disuelva todo. Uno a uno vas a ir añadiendo los huevos: por eso es importante que no hierva la mantequilla, porqué se cocerían y tendrías una tortilla dulce. 😂 No queremos eso, verdad?

Es el momento de añadir la harina junto a la levadura. Es mejor si se tamiza, eso ya lo sabes. Tan sencillo como hacerla pasar por un colador fino. Pon 200 gr de harina normal, de la más económica que encuentres en el mercado. Ve mezclándolo, y para ayudarte un poco puedes ir agregando la leche poco a poco. Verás que la masa es bastante líquida, don’t worry! Es normal, así quedarán los muffins más esponjosos, créeme. Sólo te queda añadir los arándanos y mezclarlo, ahora sí con una espátula para no romper los delicados frutos azulones. Reparte la masa en los papeles elegidos de molde, y procura igualar más o menos la cantidad de arándanos que caen en cada uno, no vaya a ser que unos estén muy llenos y otros muy vacíos…. Yo suelo ayudarme de una cuchara de helado, así todos los papelillos los relleno por igual.

En ésta ocasión he querido probar una cosa nueva, y no es más que un relleno extra de queso Mascarpone. Solamente he puesto una cucharadita pequeña en medio de la masa, procurando de luego cubrirlo un poco con la misma masa. Pero también he hecho de las mías con el topping: la receta en la que me inspiré utilizaban almendras en polvo. Yo he querido hacerlo con nueces. En la picadora he mezclado las nueces, los 35 gr de harina restantes, los 60 gr de mantequilla (debe estar muy fría ésta vez) y cortadita en dados y el azúcar moreno. No pretendemos hacer una masa unificada, así que mejor que vayas picando a pequeños golpes para obtener una especie de granola, de «arena gruesa». Ésta mezcla es el toping del muffin, lo que nos va a dar un toque crujiente. Pon un poco encima de cada muffin. No te preocupes si se hunde un pelín, no pasa nada. Y ahora sólo falta hornear. Pon la bandeja en el horno durante unos 30 minutos.  Comprueba que ya estén hechos pinchando con un palillo: si sale limpio ya lo tienes… y si sale morado, es que has matado a un arándano! 😜 Sácalos de la bandeja y deja enfriar sobre una rejilla. Habrás visto que se quedan planos de arriba, eso es po el topping…lo normal, vamos.

Y si lo que piensas es que los arándanos van a quedar al fondo…te equivocas! Flotan y se ven así de bien por dentro:

¿A que tiene  una pinta buenísima? Y si te fijas los arándanos están por todos lados. Lo cierto es que son un gustazo de color y de sabor! Espero que los disfrutes preparando en casa y comiéndotelos también. Y aunque te vayas de vacaciones, puedes buscar alguna pastelería y probarlos (aunque no es lo mismo…), y si aún quedan bastantes días para que te vayas, haz tiempo con éstos muffins y seguro que la cuenta atrás es más llevadera .Que al fin y al cabo son cuatro días para pasar dulces momentos, entonces hay que aprovechar cada uno de ellos. Hasta la próxima, golos@os!

MOUSSE DE CHOCOLATE VEGANA

Buenos días golos@s:

¿Ya os habéis acercado a la playa? Con los días tan buenos que estamos teniendo por aquí, parece que el verano se haya adelantado un poco, no? ¿Y el bikini, os sienta bien? Porqué ahora es tiempo de moverse: todos queremos lucir bien a la hora de empezar a sacarnos capas de ropa de encima, aunque no todos lo hacemos de la misma manera. Hay gente que entrena todo el año, que moldean su cuerpo a base de ejercicios, y hay otra a la que le entra la prisa en cuanto se asoma el calor por la ventana. Pero lo que está claro es que la gran mayoría nos planteamos es en cuidarnos un poco más y mirar de comer de una forma más sana.

Yo, últimamente me estoy interesando por otras dietas (pero no un régimen, sino  como estilo de vida, eh), como es la vegetariana o la vegana. Y lo cierto es que en todos los sitios donde miro, lo primero que te dicen es que si te planteas cambiar a ésta dieta, debes probar platos vegetarianos para ir acostumbrando el paladar a los nuevos sabores. No es fácil acostumbrarse a las verduras si casi no hay variedad en la cocina, o a tomar más frutas si antes no se consumían. Por eso ahora es el momento perfecto: hay más variedad de fruta en el mercado y un montón de recetas de ensaladas diferentes. Pero no solamente en el plato principal, también es la manera de cocinar y los ingredientes utilizados. Y por supuesto, están los postres. Que es por donde he querido empezar a probar yo 😛

Así que estuve buscando diferentes recetas por la red y me decidí por una mousse de chocolate. Ya sabéis que soy muy chocolatera, y me llamó la atención. Además, es una receta súper-sencilla y accesible para todos los bolsillos (y no se utilizan ingredientes que me parecen un poco extraños, como el agua de garbanzo, como vi en otras recetas). Se necesitan muy pocos componentes, que son éstos:

  • 500 gr de tofu natural
  • 100 gr de chocolate
  • 150 gr de chocolate blanco
  • 200 ml de leche de soja
  • azúcar glas
  • esencia de vainilla
  • fideos de chocolate
  • bolas de chocolate

Os voy a enseñar a preparar dos mousse: una de chocolate negro y otra de chocolate blanco (totalmente creación propia). Aunque por Internet hay miles de recetas diferentes, me quedé con la más básica. Pero lo que si que os comento es que vais a necesitar si o si una batidora de vaso (del estilo americano….); no sirven unas normales.

Bueno, empezamos? Presta atención porqué es muy simple. Yo encontré bloques de tofu de 250 gr cada uno, perfecto para hacer los dos tipos de mousse que quería preparar. Y no es que quiera hacer publicidad, porqué casas comerciales que hagan tofu hay muchas, solo quería mostrar el taco que compré.

Así que trocea en cuadrados más pequeños uno de los bloques y mételo en el vaso de la batidora. Empieza a batirlo, durante unos minutos, hasta que quede hecho una masa. Mientras, en un bol, ponemos el chocolate negro a fundir en el microondas. Recuerda que se deben hacer intervalos de pocos segundos para que no se queme. Cuando lo tengas totalmente disuelto, sin ningún trocito, se lo añadimos al tofu, junto a 100 ml de leche de soja y un poco de azúcar glas (al gusto). Déjalo batiendo durante unos 5 minutos; así conseguimos que entre más aire en la mezcla y nos quede más esponjosa. Puedes usar cualquier tipo de leche vegetal, aunque ten en cuenta que va a variar el sabor final. Es por esto que me decanté por leche de soja, para mantener el sabor original de  la receta. Y dependiendo de como te guste de espesa la mousse, vas a necesitar un poco más de leche. Eso ya es cosa tuya. Pero ya lo tenemos hecho!!! Sírvelo en vasitos y déjalo en la nevera al menos 4 horas. Ten en cuenta, que con el frío va a espesar un poco más. Yo lo dejé de un día para otro. Lo presenté con unos fideos de chocolate por encima y nada más. Os tengo que decir que está espectacular, aunque para mi gusto, la próxima vez le voy a añadir más chocolate para que tenga más sabor aún.

La mousse de chocolate blanco la preparé del mismo modo, aunque le añadí esencia de vainilla a la mezcla. Lo presenté con una bolitas de chocolate de diferentes colores. Aunque también lo probé con un poco de miel por encima, y mejoraba considerablemente. Pero no es que estuviera malo, sino que el chocolate blanco y yo no somos muy buenos amigos…. Pero estoy segura que para la próxima vez que lo prepare (que lo haré!), le cogeré más el punto. Puede que también añada un poco de leche condensada para que adquiera más gusto….aunque entonces no sería vegano del todo. No sé, ya veré.

En algunas recetas leí que en vez de azúcar preferían usar sirope de ágabe. Si tenéis en casa probadlo. Yo como no tenía, y tampoco le iba a dar mucha salida por lo que no lo compré. Debo deciros que con éstas cantidades me salieron 4 vasitos de cada, pero también os digo una cosa: cómo hincha! Cuentad que es un aporte de proteínas extra, y si ya habéis hecho una comida delante, puede que os cueste terminarla, porqué no veas! Buena no, lo siguiente, pero contundente…también lo es un rato! 😛

Pero eso es lo bueno de la cocina, que te permite experimentar, probar, innovar… Así que te invito a que pruebes cosas nuevas, nuevos estilos de cocina, nuevos ingredientes. Al final, de lo que se trata es disfrutar de ése momento: desde la compra, la elaboración y por supuesto la cata 🙂 Aunque luego no sigas la dieta vegana, hay que probar cosas nuevas, y ésta receta puede ser el inicio, no crees? Hasta la próxima golos@s!!!

TARTA SARA

Hola, hola!! 👋👋

Seguramente hayas disfrutado de éste magnífico puente de mayo, en algún lugar fuera de la rutina del día a día; y bien que haces! Hay que aprovechar cada momento para disfrutar de la vida, y ahora que empieza el buen tiempo apetece aún más. O no? 😜

Pero si te digo la verdad, los años como éste en los que se juntan varias festividades en el mismo mes, creo que no son tan agradecidos como si éstas fueran más repartidas. Me refiero que en una misma semana hemos tenido: Semana Santa, lunes de Pascua (o de la mona) y aquí también el día de Sant Jordi (nuestro patrón), además de éste puente de 3 días. Y cada una de las diversas fiestas conlleva sus postres típicos. En otras ocasiones ya te expliqué algún dulce de Semana Santa como los buñuelos de viento o las rosquillas de anís.

Ésta vez quiero enseñarte a preparar la tarta «base» de cualquier mona de Pascua. Al menos la más tradicional en Cataluña, ya que sé de buena tinta que en Aragón es un rosco de brioche con un huevo cocido o en la Comunidad Valenciana va acompañada de fruta escarchada. Pero aquí es típico la tarta Sara como pastel y una figura de chocolate en lo alto. Con los años se han ido adaptando a las modas del momento: personajes de dibujos animados como Pocoyó, Dora la exploradora o la Patrulla Canina han acompañado a la deliciosa tarta Sara. Aunque hay verdaderos genios chocolateros que te construyen cualquier cosa (como mi abuelo, que hizo una réplica de la catedral de Barcelona hace muchísimos años).

Pero hoy quiero mostrar mi versión, pensada concretamente para mi cuñada (ya que es prácticamente el único pastel que ella come). La receta original es con crema de mantequilla y según sus propias palabras: «parece que le de un mordisco a una barra de mantequilla directamente», y  como a ella, hay mucha gente que la encuentra demasiado grasienta. Es por eso que en una pastelería de mi pueblo hacen su versión con crema chantillí (sólo con nata montada). Yo he realizado una versión propia (y porqué no? 😛 ) , ni tan grasienta como la original ni tan «plana» como la de ésta pastelería….un entremedio. Anota lo que se necesita y empiezo a contarte:

  • 5 huevos L
  • 250 gr de harina
  • 200 gr de azúcar
  • 5 gr de levadura química
  • 250 gr de mantequilla
  • 500 gr de queso crema
  • 200 gr de azúcar glas
  • Almendras laminadas
  • Esencia de vainilla

El bizcocho de la tarta Sara es del tipo genovés que es muy esponjoso y suave al paladar, a parte de muy sencillo de preparar. Se empieza separando las claras de las yemas de los 5 huevos; las claras se montan a punto de nieve por un lado (si se le añade una pizca de sal quedará mejor 😜 ), y las yemas se van a batir junto al azúcar hasta que blanqueen y dupliquen (o casi) su volumen.

A ésta última le vamos a agregar la harina y la levadura. Es importante en ésta receta que sea una harina que no tenga incorporada levadura, como las harinas de fuerza; cuanto más simple….mejor. Y sé que los más entendidos me diréis que no lleva levadura….pero insisto que es mi versión! Hay que mezclarlo muy bien hasta que quede totalmente integrado. Puede parecer que sea una tarea un poco complicada ya que la masa va a estar muy densa…pero para eso aún nos queda incorporar las claras a punto de nieve! Éso le va a dar una untuosidad característica al bizcocho. Se deben hacer movimientos envolventes para no perder el aire que tiene hasta lograr una masa uniforme.

Una vez se tenga la masa bien mezclada hay que ponerla en el molde previamente engrasado. Con éstas cantidades tienes para un molde de 22 cm (si pretendes que sea bastante gordo) o también en uno de 25 cm (quedándote un poco más fino). Ésta vez mi intención era repartirlo un poco y me decidí a usar la bandeja de cupcakes para hacer unas versiones en miniatura. Así que repartí la masa en los pocillos hasta unos 3/4 del total y lo puse en el horno. En mi caso estuvieron unos 15 minutos a 180ºC con calor por arriba y por abajo; pero si vas a usar un molde de los grandes te aconsejo que sean entre 20 y 25 minutos de horneado. Recuerda también que si tu horno dispone de ventilador, es mejor bajar un poco la temperatura (a unos 165-170ºC estará bien). Transcurrido el tiempo que te he indicado, hay que dejar atemperar el bizcocho.

Mientras se puede ir preparando la crema, que en éste caso nos va a servir tanto de relleno como de cobertura. Con la mantequilla con textura de pomada y el queso crema (tipo Philadelphia) bien frío. Primero batiremos la mantequilla hasta que blanquee y le iremos añadiendo el queso de poco a poco. Aumenta la velocidad de la batidora para conseguir que queden bien integrados. Y cuando ya lo tengas, hay que agregar el azúcar glas. Ve despacito para no liar una humareda brutal en la cocina. Si eres muy, muy golos@ puedes ponerle un poquito más, pero para mi gusto con lo que te he dicho está bien. Acuérdate de poner ahora la esencia de vainilla: yo suelo medirlo con el mismo tapón del envase, y le añadí 2 tapones. Depende de tu gusto en ponerle más o menos, eh! Eso ya lo doy por hecho.

Ya queda poco, te lo aseguro. Si el bizcocho ya está frío, divídelo por la mitad y pon una capa generosa de la crema. Y con la ayuda de una espátula plana (o un cuchillo de untar) haz una capa fina por alrededor de todo el bizcocho. Ésta primera capa nos servirá para juntar toda la miga. Pon la tarta en la nevera para que se endurezca y pasados unos 20 minutos, haz una segunda capa de crema. Es en ésta segunda en la que vas a necesitar un poco de fuerza y rapidez. Coge las almendras laminadas naturales (sin tostar!) y cubre toda la tarta. Yo no encontré laminada y compré troceada, que para el caso es lo mismo. La tarta Sara original lleva una capa final de azúcar glas por encima de la almendra, pero yo no se la puse porqué no quería que fuera tan dulce. Y como tenía por casa un poco de bolitas de colores, quise darle un toque más de color a mis mini-monas.

Aquí puedes ver la presentación que pudieron disfrutar en mi trabajo (ya que algunos de los compañeros llevaban tiempo pidiéndome algún postre). La verdad es que no pude darles un trozo a cada uno de mis compañeros porqué no había suficiente para todos 😦

Pero lo cierto es que lo que lo probaron, y que anteriormente no habían probado nada hecho para mí, quedaron encantados. Me dijeron «no conocía ésta faceta tuya, pero bien que te podrías dedicar a ello«…y esas palabras me encantaron.

Pero para mi cuñada le hice una presentación algo diferente. Era una mini-Sara entera, con sus figuritas y todo! No eran de chocolate, pero bueno. Como vuelven a estar de moda los Pitufos….y también improvisé una especia de «plumas» de colores, que también son típicas de la mona de Pascua. Al final quedó hasta graciosa y todo!

 

Espero no haberte agobiado demasiado y que decidas a preparar la tarta Sara por tu cuenta, porqué está riquísima. Y ahora te dejo, golos@. Hasta la próxima!

TRIFLE DE FRESAS

Hola a tod@s!!!!

¿Como va el cambio de hora? A mi me cuesta bastante acostumbrarme, aunque merece la pena. Con el nuevo horario de verano tenemos más horas de luz para disfrutar de momentos únicos al aire libre, no? Y es que al  menos por aquí, ésta primavera da gusto: hace muy buenos días y un calorcito de lujo (excepto el viernes….que hubo una tormenta!! 😛 ) . Pero sé que hay muchos sitios todavía que el frío está bien presente. Pero es lo que tiene ésta época del año…. que no hay dos días iguales, en cuanto al clima!

Y en ese sentido, nuestros vecinos de Inglaterra, saben un rato. Bueno por lo que me han contado….aunque se pase muchos días lloviendo, no es constante: tal como llueve, sale el sol un ratito, como más tarde puede granizar. Es por ese motivo que son precavidos y siempre van acompañados por un paraguas. Por si acaso…. No saben nada los británicos! Pero de lo que estoy segura es que sí saben aprovechar una buena oportunidad para quedar como reyes. Y es el caso del postre que os voy a presentar: el Trifle.

A simple vista puede parecer un postre bastante ridículo: hacer varias capas de dulces…. Pero lo cierto es que allá por el s. XVI a alguien se le ocurrió la brillante idea de recopilar las sobras de diferentes postres y darle un nombre, servirlo como una delicatesen y quedar como el mejor de los mejores.

   

Ejemplos de trifles que he encontrado: el primero muy británico (con arámdanos y fresas); el segundo con capas de caramelo y chocolate; el tercero de distintos chocolates; y el último con naranjas.

Los hay de muy elaborados, de muchos tamaños diferentes y de texturas variopintas, pero el trifle más clásico consta de las siguientes capas: una de nata montada o crema chantillí; una de merengue italiano; una de crema inglesa (que no deja de ser la crema pastelera de toda la vida, pero no tan espesa, como la que preparé para la coca de llavaneres); una capa de bizcocho (que puede estar borracho o no); una capa de galletas o cereales para dar un toque crujiente y una capa de fruta fresca, siendo las fresas o frutos rojos los más usados. Pueden parecer un montón de filas de dulces distintos, y aunque así sea, la combinación de todas es fabulosa.

En mi caso, pienso que puede estar delicioso tal cual, pero que es una bomba de calorías…. también. Así que decidí hacer una versión más sencilla y creo que además también más ligera. Te digo los ingredientes que usé yo, y si queréis preparar el clásico tened en cuenta que van a variar bastante, ok? Bueno, pues los que yo necesité fue lo siguiente:

  • 4-5 galletas digestive
  • 1 yogur desnatado
  • 1 puñado de cereales
  • 5-6 fresas frescas
  • nata para montar

Si vais a querer hacer el trifle clásico, necesitáis huevos, leche, azúcar y podéis utilizar bizcochitos de soletilla bañados en algún licor para tener a punto todas las capas que requiere la receta. Pero, insisto: yo cuento mi versión. Lo primero de todo es seleccionar el vaso o recipiente que vais a utilizar. Si queréis luciros delante de un buen grupo de gente podéis elegir una campana de cristal y hacer un mega-trifle, pero el que yo usé fue un tarro individual. Lo que sí es importante es que sea transparente para dejar ver las diferentes capas (si no, no tiene gracia!)

En primer lugar puse una capa de galleta; machaqué las galletas digestive hasta dejarlas echas polvo y cubrí el fondo del tarro. Con la ayuda de una cuchara presioné un poco (aunque no mucho). A mi me gustan unas que compro en el súper de al lado de casa, que tienen un toque saladito. Pero puedes poner las que más te gusten a ti.

Después eché el yogur blanco por encima (así, sin más), y como la capa de galleta estaba un poco suelta, el yogur se coló por medio.

La tercera capa era la de las fresas: a trocitos pequeñitos…. no eran fresas ácidas del Maresme (que son las típicas de mi zona y que me encantan), sino más bien dulzonas, ideales para ésta combinación sin azúcar.

Para el toque crujiente que pide la receta escogí un muesli de copos de avena y demás que vienen en forma de pelotitas. No lo había probado hasta entonces, pero lo cierto es que acerté de pleno. Tu elige el que más te guste, aunque sea con sabor a chocolate, porqué también quedará bien.

Y por último, lo culminé con una capa de nata montada con un par de trocitos extra de fresas. Yo no le añadí azúcar mientras la estaba montando, pero sabes que siempre puedes poner tu toque. Al igual que si decidieras ponerle un poco de esencia a vainilla a la nata….sería perfecto!

Aún siendo de los más simples que os he mostrado, estoy muy contenta con el resultado. Puse una cañita pensando que sería más «cool» pero terminé cogiendo la cuchara! Y de verdad que es un gustazo cuando se mezclan todas las capas. Y como es un postre que admite muchas variantes, la próxima vez que lo prepare seguramente lo haré diferente. Pero eso ya os lo contaré. Por ahora, solo deciros que aunque seáis pequeños y no os dejen cocinar en casa, seguro que éste postre lo podéis hacer si vuestra madre, abuela, tío o hermano ha preparado alguna crema antes y haya sobrado. O por el contrario, es una buena excusa para hacer partícipe al peque de la casa. Seguro que os lo pasáis de lujo y tenéis un dulce recuerdo. Pruébalo! Hasta la próxima golos@s.

GALLETAS DE SALVADO DE AVENA

Hola golos@s:

Parece mentira lo rápido que pasan los días: hace nada estábamos celebrando las fiestas navideñas y ya estamos terminando el  mes de febrero1 Eso sí, éste año aun tenemos por delante el carnaval….y lo que nos gusta a nosotros una buena fiesta. Pero estoy segura de que muchos ya estáis pensando en cuanto falta para tener un puente de descanso, y el que más cerca nos cae es el de semana santa. Y aunque quede más de un mes para ello, ya sabéis lo que se dice por allí: que si quieres cuidarte para lucir palmito en la playa y empiezas a hacerlo en semana santa mejor encomiéndate a todos los santos porqué no vas a llegar a tiempo. O al menos eso creo yo, porqué quien quiere guardar la línea debería hacerlo durante todo el año, no solamente para vacaciones.

Pero si eres como yo, que siempre te estás mirando un poco el comer bien (aunque no estés a dieta), o te lo has tomado en serio ésta vez para perder los kilos de más, con ésta receta vas a estar encantado. Son unas galletas muy saludables, que te incorporan un cereal diferente a tus hábitos alimenticios como es la avena, pero que además te dan un plus de fibra (porqué están hechas con el salvado, que es el grano entero con la cáscara y todo). Y para los que seguís una dieta más estricta, o incluso alguna proteica como es la famosa dieta Dukan, os podéis sacar el gusanillo de galletas porqué ésta receta es apta para ello.

Además es una receta muy sencilla y con pocos ingredientes, que incluso puedes elaborar con los más peques de la casa. Toma nota de lo que necesitamos y ahora te cuento como las he preparado.

  • 10 cucharadas soperas (C.s.) de salvado de avena
  • 4 C.s. de salvado de trigo
  • 2 yogures desnatados cremosos
  • 1 huevo
  • 10 ml de esencia de vainilla
  • 5 gr de levadura en polvo
  • 10 ml de edulcorante líquido
  • canela en polvo

Lo primero que hay que hacer es batir el huevo. Cuando esté totalmente líquido, le añadiremos el resto de los ingredientes, excepto de la canela en polvo. Hay que mezclarlo todo muy bien. Puedes ayudarte de unas varillas o si tienes una batidora de vaso…. te quedará mejor!!! 😛  La cuestión es que se logre una masa bien homogénea. Y mientras se calienta el horno, lo dejaremos reposar para que los salvados (tanto de avena como el de trigo) se hinchen y se hidraten un poco. Lo digo por experiencia, porqué la primera vez que las preparé no lo hice y me di cuenta que en la segunda horneada habían tomado otra textura mejor. Bueno, si tienes la mezcla ya lista, solo hace falta esperar el rato en que el horno se ponga a los 180ºC que necesitamos.

Pon un papel de hornear encima de la bandeja que vayas a usar y con la ayuda de una cuchara, hay que hacer pequeños montones con la masa de galleta. Te darás cuenta que no tienen tampoco mucha consistencia, así que asegúrate de que entre una y otra quede un poco de espacio, para que cuando suban con el calor no obtengas una única galleta! Con las cantidades que te he indicado me salieron unas 22 galletas de un tamaño mediano. Tenlo en cuenta para poder repartir para todos los que tengas en casa. 🙂  Bueno, como te he dicho, hay que dejar un poco de espacio entre galletas y por eso tuve que hacerlo en dos horneadas y me di cuenta de lo de la textura. En cuanto al rato que se deben de hacer dependerá de tu gusto, y me explico: en algunas recetas que leí, sacaban las galletas a los 20 minutos. Así, aunque se ponga calor arriba y abajo, las galletas quedan un poco blandas. A mi me gustan las galletas crujientes, así que las volví a preparar otro día con más tiempo, y las dejé unos 30-35 minutos. De las dos maneras están riquísimas, pero yo prefiero que no queden blanditas.  Pero debes ser tu quien elija: con 20 minutos a 180ºC quedan tiernas y con 30-35 minutos quedan con un poco más de «crunch». Pero no esperes a que queden tan crujientes como cualquier galleta hecha con harina de trigo, porqué no lo conseguirás.

Cuando las saques del horno, espolvorea la canela en polvo por encima sin esperar a que se enfríen para que se adhiera perfectamente y así darles un toque diferente de sabor. Aunque si no te gusta demasiado esta especia…no se lo eches. Sin más! Como prefieras, ya lo sabes.

picsart_02-19-12-08-04

Para un desayuno sano, para acompañar el café de la tarde, para la merienda de los niños…. éstas galletas de salvado de avena te van a encantar. Espero que las pruebes y que me digas que te parecen, Y sobretodo, pon un toque dulce a tus días (aunque estés a régimen!). Hasta la próxima golos@s.

PANNA COTTA LIGHT

Hola golos@s!

Ya hace unas semanitas que hemos empezado un nuevo año, y con él estoy segura de que todos nos hemos propuesto algún cambio en nuestra vida (como pasa siempre! 😜 ). Pero no todos son fáciles cumplir o de seguir, y por mucho que nos empeñemos, hay algunos propósitos que dejaremos por el camino. Solemos pensar en empezar nuevos hábitos que nos hagan mejores: aprender ése idioma que se nos atraganta, viajar y conocer otros lugares, ahorrar un poco o cuidarnos y adelgazar (o al menos empezar a comer más saludablemente). Pues con ésta receta os voy a ayudar un poquito en tres cosas: conocer un poquito de la gastronomía de otro país, ahorrar un pelín y no aportar demasiadas calorías a nuestro postre.

Nos tenemos que ir hasta Italia, concretamente a la zona de Piamonte, para conocer éste postre: la Panna Cotta. Como su propio nombre indica, se trata de un dulce a base de nata cocida y gelificantes. Tiene una textura que puede recordar al flan, pero está más cerca del de una gelatina, y su sabor lácteo pero suave, la verdad es que está riquisimo. En cualquier restaurante italiano o pizzería seguramente que lo puedes encontrar como «caseros» y te van a cobrar una pasta por ello. Pero si quieres prepararlo tu en casa no es nada complicado. Y así ahorras unos pocos eurillos. 👍

Y si encima sigues ésta receta vas a seguir cuidándote, ya que te voy a mostrar una versión más ligera que la tradicional. Con lo cual no te sentirás culpable si estás siguiendo una dieta. No sé exactamente las calorías que tiene (ni las sé calcular) pero con unos pequeños cambios a los ingredientes originales, te aseguro que las vamos a reducir; si usamos leche desnatada en vez de entera y leche evaporada en vez de nata…. ¿crees de verdad que tendrá muchas calorías? Seguro que no! Así que vamos a ello.

Toma nota de los ingredientes que vamos a usar para unas 4 raciones:

  • 250 ml de leche desnatada
  • 250 ml de leche evaporada
  • 3 gr de stevia
  • 5 láminas de gelatina neutra
  • 5 ml de extracto de vainilla

No suelo utilizar la stevia, pero tenía un bote de grageas en casa. En la receta en la que me he basado ponía que usaban 1 gramo de una en polvo del 95% de pureza, así que he mirado la características de la que yo dispongo y veo que es del un 35%. Y haciendo un cálculo aproximado (y a mi manera!), he creído oportuno poner 3 gramos y machacarlos para obtener polvo. Pero si tienes otro edulcorante en tu casa…. debes ponerlo a tu gusto.

Bueno, empezamos? Presta atención porqué hay muy pocos pasos a seguir, y no quiero que te pierdas. Lo primero que vamos a hacer es hidratar las láminas de gelatina. Sigue las instrucciones del envase, pero si las pones en agua fría unos 10 minutos…acertarás seguro. El hecho es que se queden blandas por completo.

Mientras tanto, pon el resto de ingredientes en un cazo. Te aconsejo que si puedes usar vainas de vainilla natural las utilices en vez del extracto; le darán mucho más sabor! Pero como son un poco caras…. la esencia de vainilla hará un magnífico trabajo. Yo he usado el de la marca Vahiné (y no es por hacer publicidad), sino más bien es para decir lo accesible y económico que es. Sea cual sea el que quieras usar tu, ponlo en el cazo junto las leches y la stevia machacada. Pon el fuego a una intensidad media, y sin dejar de remover espera a que arranque a hervir. Remarco lo de no dejar de remover porqué ya sabes que la leche se pega rápidamente y se quema fácilmente! la cuestión es que en cuanto empiece a hervir, vamos a retirarlo del fuego y a dejarlo atemperar un poco antes de añadirle la gelatina bien escurrida. Y sólo nos falta separarlo en los moldes. Yo he usado unos vasos la mar de prácticos. Cuando se hayan enfriado lo suficiente, los meteremos en la nevera durante al menos 4 horas.

A la hora de servir es típico acompañarla con mermelada de fruta frescas o alguna salsa dulce. Yo he aprovechado unos pocos frutos del bosque congelados (con arándanos, moras, frambuesas, etc.) que me quedaban para preparar un culís. Simplemente he puesto en un cazo pequeño la fruta congelada  (en mi caso unos 100 gr) junto a 50 ml de agua y un poco de sacarina líquida. He dejado que se vaya reduciendo y por último lo he pasado por la batidora para dejarlo bien fino. Puedes presentar la Panna Cotta de varias maneras: en un plato (a modo de flan) con el culís por encima como re muestro:

O bien, si prefieres no ensuciar más cacharros, puedes servirlo directamente en el vaso. En éste caso solo hace falta cubrir la superfície con el culís y listo!

Espero que la pruebes y no te quedes con las ganas de un dulce. Porqué todos necesitamos endulzarnos el día en algún momento. Hasta la próxima golos@s  💋

TRONCO DE NAVIDAD

Muy buenas golos@s!

Ésta noche dejamos atrás un año más y mañana empezaremos uno de nuevo. Y como ya es tradición desde hace muchísimo tiempo, habrá una cena especial ésta noche con las 12 uvas de la suerte, junto a una fiesta espectacular para empezar bien el año nuevo. Pero aquí hay la «mala» costumbre de celebrar cada día que sea posible y más en fechas navideñas. 😛 Nochebuena, Navidad, San Esteban, Nochevieja, año nuevo y reyes. Por si fuera poco!

Y como es una época del año llena de magia, de ilusión, de recuerdos y de regalos….  y donde cada casa tiene su propia manera de celebrar las fiestas navideñas, con éste postre quiero hacer un pequeño homenaje a una tradición catalana. Y aunque durante el resto del año podemos encontrar brazos de gitano de todo tipo, la variedad que os voy a enseñar hoy parece exclusiva de éstas fiestas. Es el tronco de navidad. Y yo le he querido dar un toque para que recuerde al Caga Tió.

El Caga Tió es nuestra versión de la «magia del árbol de navidad». Y me explico: es una tradición que empezó en las zonas más rurales, donde se le dio vida a un tronco mágico que el día de nochebuena da regalos. Con el paso del tiempo se le ha ido añadiendo cara e incluso una barretina catalana de adorno.

Suele aparecer en la puerta de casa para principios del mes de diciembre muerto de frío y hay que abrigarlo con una manta, ponerlo en un lugar calentito y alimentarlo hasta la noche del 24. Ésa noche, con un garrote se le hace «cagar» al ritmo de una canción. Habitualmente suele cagar caramelos, turrones, barquillos y demás chucherías para celebrar las fiestas, aunque últimamente ya no es así, sino que caga juguetes, accesorios de moda, etc.

Y aunque parezca una locura que un trozo de madera pueda hacernos regalos, es una de las pocas tradiciones que mantienen su esencia inicial, sin alteraciones «comerciales» (aunque se vendan en cualquier mercadillo navideño), y que además contribuye a desestresarnos  a base de golpes 😂

Y ahora que ya conocéis un poquito más de mi cultura, que os parece si os cuento como hice el tronco de navidad? Bueno, pues para empezar….la lista de los ingredientes es la siguiente:

  • 5 huevos
  • 125 gr de harina
  • 200 gr de azúcar
  • 20 ml de esencia de vainilla
  • 250 gr de mantequilla
  • 600 gr de azúcar glas
  • 150 gr de cacao en polvo
  • 100 ml de leche
  • chocolate blanco y negro para fundir
  • 200 ml de nata líquida
  • colorante alimentario

En primer lugar me planteé hacer lo que iba a ser la cara y la barretina de decoración, ya que tendrían que endurecerse. La barretina es el gorro típico del folclore catalán, por si no lo conocíais, jejeje. Así que fundí una tableta de chocolate blanco en el microondas y lo dividí en dos partes: una la teñí con colorante rojo y la otra con un marrón clarito. Con ayuda de moldes de plástico, hice una capa (después vi que era demasiado gruesa 😛 ….) dándole un poco de forma y lo dejé en la nevera.

Para hacer el relleno de crema de mantequilla de cacao hay que tener la mantequilla con textura pomada. Hay que batirla durante unos 5 minutos y entonces se le añade el azúcar glas. Se mezcla muy bien todo, y cuando esté homogéneo hay que añadir la leche y el cacao en polvo. Tened en cuenta que cuanto más puro sea el cacao (sin azúcares) más sabor vais a obtener. Pero tampoco pasa nada si decidís prepararlo con Nesquik o Cola-Cao por ejemplo. El caso es que pongáis el más os guste y que se mezcle totalmente con la mantequilla. Y mientras se hace el bizcocho es mejor dejarla en la nevera, con papel film tapándola a ras, para que no se haga corteza y se vaya endureciendo un poco.

Para el bizcocho la mejor opción es el genovés, como ya os comenté en la antigua entrada del brazo de gitano. Es un bizcocho que no necesita ningún tipo de grasa ni levadura y que queda muy esponjoso. Lo primero es separar las claras de las yemas de los 5 huevos. Por un lado hay que montar a punto de nieve las claras, con una pizca de sal para facilitar el trabajo. En otro bol más amplio,hay que batir las yemas de huevo junto al azúcar hasta que empiece a blanquear. Entonces es el momento de añadirle la harina y la esencia de vainilla. Y se debe seguir mezclando unos 5-10 minutos más. Y cuando estemos seguros de que está todo bien mezclado, hay que mezclar poco a poco las claras a punto de nieve. Para que no se baje el aire que ha adquirido, hay que hacer movimientos envolventes y de modo lento y con buena letra… despacio. Con el horno precalentado a 180ºC, hay que cubrir la bandeja del horno con la masa del bizcocho genovés; pon una hoja de papel para hornear primero! Hay que hacer una capa fina de la masa. Si como yo, ves que necesitas más masa deberías repetir todo una vez más (con el doble de ingredientes, claro). En mi caso es que la bandeja es bastante grande, a parte que íbamos a ser unos cuantos…. Bueno, la cuestión es que se haga una capa fina y uniforme de la masa del bizcocho y se hornee durante unos 10-15 minutos. Se hornea rápido, pero comprobad siempre si está hecho del todo con un palillo, pero eso ya lo sabéis! Cuando lo saquéis del horno, dejadlo enfriar en un paño liso y limpio; pero cuando se temple un poco, hay que darle la forma de rollo. Se tiene que enfriar del todo así, enrollado!!

Para el montaje solo hace falta rellenar el bizcocho. Así que coge la crema de mantequilla de la nevera y haz una gran capa en la mitad del bizcocho (a lo largo, no a lo ancho, eh!) y termina de cerrarlo del todo. Para darle un toque más de chocolate, hice un poco de ganaché  de chocolate negro: puse a hervir la nata y se la eché por encima de las onzas de chocolate hasta que se deshiciera del todo. Y con ésto bañe por completo el brazo de gitano. Lo dejé en la nevera para que se endureciera un poco. Servido así es el más típico tronco de navidad, pero poniéndole la cara del Caga Tió en un lado…. cobra vida!

picsart_12-25-10-30-26

Aunque al final tuve que añadirle la cara digitalmente porqué el rotulador alimenticio que tengo decidió no pintar más…. creo que quedó muy gracioso. Si es verdad que después de haberlo comido me dijeron que el relleno es un poco empalagoso, así que si queréis bajar la dosis de azúcar glas de 600 a 400 o 500 gr podéis hacerlo sin problema. La cuestión es que sea de vuestro agrado.

Y sin enrollarme más, espero que tengáis una buena salida de año y un 2017 lleno de momentos felices para recordar. Un besito y nos vemos el año que viene. Feliz año golos@s míos!!!!