CUPCAKES DE CAPPUCCINO

Hola a tod@s!
Hoy quiero enseñaros una receta especial para mí. Hace unos años no me podía permitir hacer un regalo a los miembros de mi familia para Navidad, aunque se tratara de un pequeño detalle. Y es que,  aunque fueran diez euros cada uno, el total se disparaba de mi presupuesto. Ése mismo año, empecé a «obsesionarme» con los cupcakes y sus decoraciones, así que tuve una idea. Mi regalo iba a ser una caja de cuatro cupcakes diferentes y también dos tipos de galletas, e iba a ser para todos exactamente lo mismo. De éste modo mataba dos pájaros de un solo tiro: tendrían su regalo y yo me quitaría el gusanillo de hacer los cupcakes.
La verdad es que fue una decisión de última hora, y recuerdo que entre mi trabajo y lo que me suponía elaborar éste detalle….las noches se me hicieron muy cortas! Incluso recuerdo a Toni diciéndome: «Vane…. nos vamos ya a la cama, que son las 3 de la madrugada?» (se me pasaban las horas sin darme cuenta). Y es que al final cada caja tenía un cupcake de chocolate, uno de caramelo, uno de fresa y uno de cappuccino. A parte de unas galletas de mantequilla glaseadas y unas cookies (por supuesto que cada cosa con su masa distinta y su frosting correspondiente).

Caja-regalo

Cuando entregué mi regalo a todos, les encantó! Y posteriormente  les hice una » encuesta» para saber el sabor que más había gustado y hoy quiero compartir con vosotros el de cappuccino, que para eso es la que «ganó». Los bautice como los Terryccinos (Terrones + cappuccino) jejeje.
Así que después de varias veces mejorando la receta original (aunque creo que todavía le queda algún retoque para que sea «perfecta») voy a compartirla con vosotros. Tomad nota de los ingredientes para unos 24 cupcakes:

  • 4 huevos
  • 250 gr de mantequilla
  • 300 gr de azúcar
  • 250 gr de harina
  •  1 taza de café expreso
  • 1 cucharadita de postre de levadura
  • 400 ml de nata para montar
  • 100 gr de queso cremoso
  • 150 gr de azúcar glas
  • cacao puro

Tened en cuenta el tamaño de las cápsulas: las standard son de 3 cm de diámetro (el papel de magdalena que encontramos en cualquier sitio), las especializadas para cupcakes son de 5 cm (y las encontraréis solamente en tiendas de repostería). Las 24 unidades son para las cápsulas standard, de las otras os saldran aproximadamente la mitad. Para la taza de café, si no tenéis una cafetera en casa y siempre usáis del soluble, tendréis que hacerlo bien concentrado para que quede con el mismo sabor (que también lo probé…. 😆).
Empezamos por mezclar la mantequilla blanda con el azúcar en un bol. Cuando adquiera un color más blanquecino iremos añadiendo los huevos, pero de uno en uno y sin dejar de mezclar con la varilla. Ahora es una masa casi líquida. Por eso vamos a ir añadiéndole la mitad de la harina y la levadura (previamente tamizadas, que no lo había dicho) poco a poco, para que la mezcla coja la mayor cantidad posible de aire. Y alternamos con el café. Si el café está caliente aún mejor, ya que hará que la levadura empiece a hacer su función. Y repetiremos los mismos pasos dos veces. Es cierto que al añadir el café parece que se corte la mezcla, pero seguid batiendo sin parar y veréis que queda la mar de bien. Bueno, la masa de los cupcakes ya la tenemos lista. Solo falta repartirla en las cápsulas de papel. Si os ayudáis con una cuchara de helado mucho mejor, todos tendrán la misma cantidad y es más fácil. Acordaros que no se debe llenar más de 3/4 partes de la cápsula.
Con el horno precalentado a 180°C vamos a cocerlos durante 18 minutos, siempre con calor arriba y abajo. Si vuestro horno dispone de ventilador, bajad la temperatura a unos 165-170°C y tendréis que ir comprobándolos con un palillo. Pasado éste tiempo hay que dejarlos enfriar totalmente en una rejilla.
Mientras vamos a ir preparando el frosting. Hay que montar la nata (tiene que ser como mínimo del 35% en materia grasa, sino no lo conseguiréis jamás!). Cuando empiece a coger consistencia le añadimos el azúcar glas. Se va a formar bastante humareda, así que os recomiendo que tapéis el bol con un trapo o algo. Y sin parar de batir, cuando ya casi esté al punto, es hora de añadirle el queso cremoso bien frío. En el momento que esté bien integrado ya lo tendremos. Tengo que reconocer que en éste paso yo le pongo mi toque personal, pero no os voy a desvelar cada truco! Que tengo que patentarlos!! 😉
Ya solo nos queda decorar los cupcakes con el frosting. Con una manga pastelera ir poniéndolo por encima de la manera que más os guste. Y para finalizar, le he puesto una pizca de cacao puro por encima.

Terryccino

En la caja-regalo también les puse un barquillo de chocolate para decorar, y quedó estupendamente. Os animo a probar éstos cupcakes en casa, ya que aunque seáis de los que no les gusta demasiado el café, al ser tan suave de sabor y dulces….os van a encantar! Eso sí, los niños mejor que no los coman sino queréis que se aceleren un buen rato, entre el poco café y el subidón de azúcar… 😜 Espero sinceramente que os gusten tanto como lo hicieron en mi casa, y recordad en darle un toque dulce a vuestro día, sea Navidad o no. Hasta la próxima golos@s!

TIRAMISÚ

Buongiorno per la mattina, golosi!
No es que me haya convertido en italiana, ni que domine éste idioma, pero ya os comenté que ésta semana os iba a enseñar una receta típica de allí.
Desde hace unos años, con las series de las mafias italianas como Los Soprano o películas como El Padrino, he tenido curiosidad por su gastronomía, y más concrectamente por sus dulces. Siempre me han dicho que España e Italia son los países europeos que más se asemejan en todo: desde las costumbres, la moda, el carácter de las personas, hasta en la manera de comer. Pero como no he tenido ocasión de viajar hasta allí, tengo que contentarme con los postres comercializados por aquí. Y ya sabemos todos que no es lo mismo!
Así que me he puesto manos a la obra y he empezado a buscar y probar distintas recetas 100% auténticas italianas. Y de todas ellas, me quedo con ésta. Nada que ver con el «sucedáneo» que prepara mi suegra, por ejemplo (que le queda buenísimo, pero no es un tiramisú-tiramisú, y no quiero que se ofenda). Pero hay mucha gente que lo prepara como ella: con nata montada. Y el auténtico tiramisú no lleva nata, sino huevos. Yo tampoco lo sabía. Pero el proceso es fácil. Por ahora,vamos con la lista de la compra:

  • 6 huevos M
  • 300 gr de azúcar
  • 350-400 gr de bizcochos de Soletilla
  • 500 gr de queso Mascarpone
  • 1/2 L de café
  • 1 copa de Amaretto
  • Cacao puro en polvo

Antes de empezar quiero deciros unas cositas:
1.- Tened en cuenta que los bizcochos de Soletilla (o melindros como se conocen por aquí) deben ser de los duros. Cuanto más secos estén, mejor para nuestro postre, porqué nos aguantará más tiempo.
2.- Si es complicado para ti encontrar Amaretto, se puede cambiar tranquilamente por otro licor cono el whisky o el brandy. Pero por uno de éstos, no vayas a poner anís o vodka…que entonces el tiramisú que salga solo sabrá al licor.
Bueno ahora si, empezamos. Lo primero de todo, debemos separar las claras de las yemas. En un bol vamos a mezclar las yemas de los 6 huevos junto con 3/4 partes del azúcar (aproximadamente). Con unas varillas eléctricas vamos batiendo hasta que blanquee. Añadiremos el queso Mascarpone y seguiremos batiendo hasta que esté todo bien integrado.
Por otro lado, vamos a montar a punto nieve las claras (como si fuéramos a preparar un merengue) y al final le añadiremos un poco de azúcar. Debe quedar bien cuajado (el truco es que se debe mantener en su sitio al darle la vuelta al recipiente). Es hora de juntar las dos mezclas: ayúdate de una lengua de silicona. Vamos añadiendo de poco en poco las claras montadas a la mezcla de las yemas y Mascarpone. Recuerda que queremos que se quede aireado, así que tenemos que ir integrándolo con movimientos suaves y envolventes. Cuando tengamos ya todo uniforme, reservamos nuestra crema.
Debemos preparar el café. Ya sabes lo importante que es en Italia…. Así que contra mayor calidad de café expreso mucho mejor. Coge tu cafetera y empieza a preparar tazas. He dicho 1/2 litro, pero es una medida aproximada. Lo ponemos en un recipiente hondo (un tupper va de coña) y lo mezclamos con el licor que tengamos. Y si aún tenemos algo de azúcar, es el momento de echarlo aquí, pero no es indispensable. Lo bueno del tiramisú es el toque de café….
Vamos a ir remojando uno a uno los bizcochos de Soletilla, solamente lo justo para que absorba el sabor. No queremos empaparlos y que después se derrita todo el postre! Y al mismo tiempo que vamos remojandolos, los vamos colocando en el fondo de una fuente honda. Y ahora se trata de hacer capas: la primera de bizcochos, la segunda de crema…y así hasta acabar con la crema. Pero tened en cuenta de dejar la capa superior de crema! Si eres un proteccionista, ésta última capa ponla con manga pastelera, haciendo montículos por toda la superficie para que quede más estético (pero no hace falta). Otra manera de presentarlo es en vasos individuales, de ésta manera cada uno tendrá su ración.Y el toque indispensable para el tiramisú: espolvorear una capa fina de cacao puro (o al menos sin azúcares, tipo Valor) por encima, sin dejar ni un solo hueco blanco. Ya tenemos nuestro tiramisú 100% italiano listo.

Tiramisú

Pero deberemos esperar para comerlo. Ponedlo en la nevera un mínimo de 3 horas para que la crema quede compacta. Pero yo aconsejo que sea mejor de un día para otro. Si tienes invitados en casa, puedes hacer fácilmente comida temática: una buena ensalada y unos paninis de entrada, algo de pasta y de postre un tiramisú riquísimo! Quedarás estupendamente, te lo garantizo.
Así que dale un toque dulce a tu día. Hasta la próxima golos@s!