PANTERA ROSA O TIGRETÓN

Hola golos@s!
Qué sería de diciembre sin las fiestas de navidad? No solo es la cara de ilusión de los peques al ver los regalos de reyes, sino que desde el principio del mes estamos con los preparativos: ir a escoger el árbol, decorarlo, recoger musgo para montar el belén y todas sus figuritas (y esconder bien el personaje del «caganer», tan típico de Cataluña), luces, guirnaldas…. Es la época del año donde todo se viste de gala (hasta las burbujas son doradas 😜), nos reunimos con gente querida y se come platos que el resto del año no preparamos nunca.
Y aunque creo que todos nos acordamos especialmente de algunas navidades, hay muchos más recuerdos de la infancia, que no sé el motivo, pero quedan ahí, en la infancia. Recuerdos que a veces son un juguete muy deseado, un adorno que te enamoró, el olor característico de esa persona tan especial para ti, la comida que preparaba tu abuela los domingos, o el sabor tan típico de un bollo como los de Pantera rosa o Tigretón.

PicsArt_12-12-11.52.15Y ésta semana quiero recrear esos sabores, dejar libre a la memoria, y que aquellos momentos vuelvan a revivirse por un segundo. ¿que os parece la idea? Aunque tenían una forma muy característica, yo no dispongo de un molde así, por lo que ya os digo que no serán del todo iguales. Lo importante es el sabor, y después de alguna prueba que otra, creo haberlo conseguido. Toma nota de como lo he hecho. Necesitarás lo siguiente:

  • 4 huevos
  • 200 gr de azúcar
  • 55 gr de harina
  • 50 gr de maicena
  • 65 gr de mantequilla
  • 60 ml de leche
  • chocolate blanco y negro
  • 30 ml extracto de vainilla
  • pizca de sal
  • colorante alimentario color rosa

Para comenzar a preparar el bizcocho, pondremos la maicena y 50 gr de la harina en un tamiz y lo guardamos ya tamizado todo. Separaremos las yemas de las claras, y vamos a mezclar las yemas con 150 gr de azúcar con una varilla, el tiempo necesario hasta que empiece a blanquear. Por su lado, hay que montar a punto de nieve las claras de huevo, con esa pizquita de sal. Así que ahora encima de la mesa deberíamos tener las harinas tamizadas, las claras a punto de nieve y la mezcla de yemas y azúcar, es así? Vamos bien, entonces.
Sin parar de batir, ir añadiendo las harinas a la mezcla de las yemas y pasados 5 minutos seguro que todo está bien integrado, por lo que es momento de añadir unos 20 ml del extracto de vainilla y seguir batiendo. Y por último es el turno de las claras a punto de nieve: como siempre, para mantener su esponjosidad, hay que agregarlo poco a poco y con movimientos envolventes con la ayuda de una espátula. Y cuando esté bien homogéneo, ya tendremos la masa del bizcocho. Si disponéis del molde para mini-pastelitos para darles la forma exacta (después de engrasarlo bien) hay que llenarlos no más de 3/4 partes. Si en vuestro caso no los tenéis, como yo, engrasad el molde redondo para pasteles que tengáis en la cocina, yo he usado uno de 25 cm de diámetro (que es el más común). Con el horno precalentado a 160°C con el calor sólo abajo, poned el molde a media altura y dejadlo sin abrir la puerta del horno (importante!) 15 minutos. Con los moldes pequeños un poco menos, entre 10-12 minutos. Y después, dejadlo 5 minutos más, pero ahora con el calor tanto por arriba como por abajo. En total habrá estado horneándose 20 minutos. Pero el secreto está en dejarlo atemperar dentro del mismo horno, con la puerta un poco abierta. Con ese calor residual se terminará de cocer por completo, pero también va a bajarse un poco (así que no os asustéis).

Mientras se acaba de enfriar el bizcocho, iremos preparando el relleno. Para ello hay que hacer una especie de salsa bechamel: diluid los 5 gr de harina en la leche, hasta que no quede ningún grumo, y luego ponedlo en un cazo a fuego medio para que espese. Es importante que no dejéis de removerlo, ya que la leche se quema rápidamente. En unos 3-4 minutos ya estará; apagar el fuego y dejaremos atemperar. En un bol hay que batir la mantequilla blanda con los 50 gr de azúcar restantes, hasta que blanquee. Se le añadirán los 10ml del extracto de vainilla sin para de batir, y con una cuchara iremos agregando poco a poco esa «bechamel», para que la crema coja más cuerpo. Fácil, verdad?

Ahora ya solo queda el montaje. Hay que cortar el bizcocho en pequeñas porciones, si pueden ser lo más rectangulares posibles mejor (así conseguimos que se asemejen más a los originales). Para ello creo que lo más fácil es hacer un cuadrado y luego dividirlo, pero podéis darles las formas que queráis, sin problema! ¿Recordáis los agujeritos que tenían éstos bollos? Yo los he hecho con la ayuda de una boquilla redonda (de las de la manga pastelera). Como el bizcocho es tan esponjoso, sólo los he marcado. Y los he rellenado con la crema que ya estaba atemperada. Por último me quedaba darles el toque característico:  los Panteras rosas de qué color son? Pues eso; he fundido chocolate blanco y le he añadido colorante rosa. En mi caso debo decir que he usado un colorante en gel, que no es el apropiado para el chocolate (hay unos específicos para él) y por eso he tenido que usar un poco más de cantidad, pero es el que disponía en casa. Bueno la cuestión es que hay que bañar los bizcochitos por completo y dejarlo secar. Y los tigretones son lo mismo, pero con el chocolate negro. Sé que los originales no llevaban nada por encima, pero es que me ha sobrado un poco de la crema, y he decidido teñirla de naranja y ponerla por encima. ¿quedan curiosos, no?

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Aunque la cobertura es más gruesa que los verdaderos (y ésos deben llevar algún aromatizante extra) creo que he conseguido acercarme mucho a su sabor. Lo cierto es que cuando les he dado un mordisco, he tenido un flashback y he vuelto a ser pequeña por un segundo. Y de éso se trataba, no? ¿Porqué no lo intentáis vosotr@s y me decís? Recordad en darle un toque dulce a vuestro día, y que vuelva la ilusión de la infancia aunque sea sólo un momento. Hasta la próxima golos@s!