TRUFAS DE CHOCOLATE

Muy buenas golos@s!
Hoy me he levantado con unas ganas horribles de dulce, y más concretamente de chocolate. Creo que incluso he soñado con chocolatinas de todo tipo: Mars, Twix, Kit-kat, Oreo, Lacasitos….lo que fuera de chocolate. No es que les quiera dar propaganda, pero son todas las «ricas-porquerías» que podemos comprar en cualquier sitio. Y es que esa ansiedad que tenemos  casi todAs unos días al mes, tiene que tener un pacto con el dueño del chocolate, porqué a la gran mayoría de nosotras nos pasa lo mismo.
Así que al final me he decidido a compartir con vosotros un dulce, que para mi es una «delicatessen» y que además os sorprenderá lo sencillo que es su elaboración. Y hablo de las Trufas de chocolate negro…. qué buenas que están (y eso que aún no las he podido probar, pero ya saliveo de saber que las tengo allí!).
Hay muchas maneras de preparar trufas: de chocolate blanco y coco, de almendras, de pistachos, con arándanos…. pero yo os voy a enseñar la forma de hacer las clásicas de toda la vida. Las que puedes pedirte en un restaurante, y te las sirven en una copa con nata… sabéis cuales verdad? A que solo de pensar en ellas ya os entran ganas de comeros una de un bocado? Pues anotad los ingredientes y empezamos!

  • 350 gr de chocolate negro para fundir
  • 350 ml de nata para montar
  • 50 gr de mantequilla con sal
  • 30 ml de brandy
  • Fideos de chocolate o cacao puro en polvo

Ésto es rápido, así que prestad atención. En un cazo ponemos la nata líquida a calentar. No pongáis el fuego fuerte que enseguida se quema por abajo y se desborda por arriba. Así que aunque explicar éste paso es rápido, tened un poco de paciencia! Cuando empiece a hervir, retiramos el cazo del fuego y lo dejamos atemperar un poco. Por otro lado, en otro cazo vamos a derretir la mantequilla (os he dicho que sea con sal, que le dará un toque más sabroso, pero sirve cualquiera). Antes de que empiece a burbujear, le añadimos el chocolate troceado y esperamos a que se funda un poco antes de comenzar a remover con una espátula. Cuando ya no nos quede ni un solo trocito de chocolate para derretir, es cuando le debemos incorporar la nata templada. Ir poco a poco, removiendo todo el rato. Nos interesa que todos los ingredientes hagan una emulsión perfecta, para que después todas las trufas que nos salgan tengan la misma textura y sabor. A ésta mezcla se le llama ganaché (para que lo sepáis…..). Pero al final, cuando ya esté todo bien homogéneo, le añadiremos el brandy, y seguimos removiendo un poco más. El licor nos sirve para evitar que se formen cristales al congelarse después. Si no tenéis brandy (o no os gusta) se puede substituir por cualquier licor: whisky, ron, o incluso vozka. Yo no le pondría ninguno que tuviera sabor a nada como el anís, orujo de hierbas, o los frutales de manzana o melocotón; más que nada para no enmascarar el gusto del chocolate. Aunque si queréis justamente que tenga un toque a eso…vosotros mismos! Lo importante es que se le añada algún licor (y aunque los niños coman éstas trufas, no se van a emborrachar, ya que no tiene casi cantidad).
Bueno, lo más complicado ya está listo. No os mentía cuando he dicho que era rápido y fácil, verdad? Solo nos queda esperar. Cuando esté lo suficientemente frío como para ponerlo al congelador , allí que se va a quedar toda la noche. Sé que la tentación es enorme en éste momento, pero si tenéis un poco de paciencia disfrutaréis más.
Pasado un día ya en frío, es hora de darles forma. Puedes decirles a los peques de casa que echen una mano, se van a divertir. La manera clásica es hacer bolitas con éste ganaché. Recomiendo que uséis guantes para ello, sino queréis acabar con las manos negras y pringadas. Con elcalor de las manos se van a empezar a derretir un poco, así que tendremos que poenrle un poco de ritmo! Podéis coger la medida de una cucharada de postre, para que todas tengan el mismo tamaño. Y en ésto de hacer bolitas, los niñ@s son unos expertos! Pero si queréis trabajar solos y más rápido, poned el ganaché en una manga pastelera y haced montículos pequeños (no serán bolitas, pero bueno….).
Por último queda el toque final, y aquí hay dos maneras. Uno: «rebozadas» en fideos de chocolate, o dos: «rebozadas» en cacao en polvo. Sea cual sea vuestra elección, ponerlo en un plato y hacer rodar las bolitas; es lo más sencillo. Y si preferís ponerle un punto de color, podéis optar por los fideos de colores, serán unas trufas más divertidas.
Y ahora sí que sí, a disfrutarlas! Yo he elegido el cacao en polvo, como veis.

trufas

Pensad que si las congeláis os pueden aguantar en el congelador unos 4 meses tranquilamente. Así tendréis un bocado delicioso a cada ataque de ansiedad que tengáis. No os quejaréis, eh! A parte de una receta riquísima que va a gustar a pequeños y mayores, os he dado una idea para pasar una tarde divertida y agradable con vuestros críos. ¿Qué sería de la vida sin éstos dulces momentos, no?

Recordad en darle un toque dulce a vuestro día (ésta es la clave). Hasta la próxima golos@s!